MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
Al menos 40.000 personas acudieron a los servicios diocesanos de Cáritas en 2021 porque se encontraban sin hogar. Es uno de los datos que se destacó este jueves durante la presentación de la campaña ‘Fuera de cobertura’, impulsada por Cáritas en colaboración con la red Faciam y que pide abordar la situación como «un problema social».
Así lo destacó en la presentación convocada por Cáritas Madrid Susana Hernández, presidenta de Faciam, red que agrupa a diez entidades y desarrolla programas y actuaciones para personas en situación de calle y sin hogar. Hernández pidió a distintos agentes sociales que trabajen «para que nadie se quede fuera de la sociedad y no haya una ciudadanía de diferente clase».
En concreto, reclamó a la ciudadanía «que no mire a otro lado»; a las administraciones públicas, que eliminen las «trabas» y «desbrozar el camino administrativo» para facilitar a las personas más vulnerables «recuperar su dignidad» sin dificultar los trámites con cuestiones burocráticas; y a los medios de comunicación «que visibilicen la realidad sin sensacionalismo ni morbo, sin promover odio ni aporofobia» y contribuir también a que la sociedad «cambie la mirada».
La presidenta de Faciam remarcó que se trata de «un problema social con muchas caras», desde la falta de vivienda, a las trabas burocráticas o la dificultad para percibir el Ingreso Mínimo Vital, y alertó que «si no se pone remedio seguirá creciendo», como han detectado en los centros de atención de emergencia para estos colectivos. Por ejemplo, en Madrid, a 30 de septiembre ya se había atendido a más de 1.800 personas en situación de sinhogarismo, la misma cifra que se alcanzó en todo 2021, una radiografía que cree que es extrapolable a toda España, aunque no hay una estadística actualizada.
Durante la presentación de la campaña se difundieron algunos testimonios que ponen «rostro» a las personas sin hogar, como el que narró Carol, una joven madre hondureña que tiene tres hijos pequeños, el mayor con una grave parálisis cerebral y totalmente dependiente. Vive en un apartamento de Cáritas pero por tener que cuidar de sus hijos no puede trabajar. «Cada mañana me levanto con la preocupación de qué va a pasar. Veo difícil el futuro. Cáritas son los únicos que me han ayudado», confesó.
También es complicada la situación de Armando, acogido en las instalaciones de San Juan de Dios en la capital española. Este andaluz autónomo y consultor de empresas se quedó hundido por las deudas y la crisis de 2008 y decidió poner rumbo a Madrid. Pero la burocracia y las trabas administrativas suponen «un reino de taifas» para él, y le dificultan incluso resolver trámites para recibir atención para sus problemas de salud. «No te esperas vivir en la calle. Es un nivel que no percibes cuando las cosas marchan bien, parece que no tiene nada que ver contigo», reconoció.
JÓVENES
Según datos de Faciam, cada vez hay más personas jóvenes en situación de sinhogarismo. De hecho, representan el 30% de las personas acompañadas por la red, como es el caso de Kimberly, una peruana de 22 años que sueña con ser médico para atender a su hermano enfermo de dos años. «Lo único que motiva para salir adelante es el amor que le tengo. Estando aquí los voy a ayudar mejor que en Perú», dijo.
Sonia, psicóloga venezolana, cruzó «al otro lado de la orilla del río» durante la pandemia, cuando su estancia por estudios en Madrid se prolongó a la fuerza y el permiso oficial no le permitía trabajar. Acude a un centro de noche de Cáritas y trata de hacer algún trabajo y voluntariado. «Me entristecí hasta el punto de querer morirme porque no veía salida. Me recogieron de la calle en marzo y desde entonces mi vida cambió», indicó. Un 67 % de las personas sin hogar se sitúan ante la posibilidad de presentar problemas de salud mental, lo que se acrecienta en el caso de las mujeres: el 80, 5% presentan elevados niveles de malestar psicológico.
‘Fuera de cobertura’ quiere incidir en la desconexión total en la que viven las personas sin hogar, quienes además quedan fuera de la cobertura social, fiscal o sanitaria, e incluso, fuera de las relaciones sociales. Por eso la campaña exige a la sociedad que conecte con el problema social que representa el sinhogarismo, para que se apueste por medidas y leyes públicas que den cobertura a las necesidades de las personas sin hogar, para que no pierdan ni derechos ni dignidad.
A todo ello pusieron voz Felipe y Eduard, que leyeron el manifiesto de la iniciativa y pidieron «sentirse parte de una comunidad con los mismos derechos» porque «carecer de hogar es jugarte la vida a la intemperie» y estar «como si no fueras humano». «Dormir en la calle es un fracaso de la sociedad entera», remarcaron. Tras la presentación, decenas de personas sin hogar se movilizaron en el centro de Madrid en defensa de sus derechos.
