Países recurren a curiosas campañas para vacunar a su población

Taylan Gökalp y Carola Frentzen – Marihuana gratis, vales y alhajas de oro: en la lucha contra el coronavirus, muchos países han creado peculiares incentivos para animar a los ciudadanos a vacunarse contra covid-19.

Alemania, por ejemplo, organizó varias creativas campañas de vacunación, entre ellas las «Largas noches de vacunación», tres fiestas nocturnas de música y vacunación en el club berlinés Arena, un salón de eventos junto al río Spree.

Más allá de la iniciativa de la capital alemana, un municipio del estado federado de Turingia provocó una avalancha de citas de vacunación ofreciendo una salchicha gratuita a cada vacunado. Una campaña de similar resonancia tuvo lugar recientemente en una ciudad de Sajonia.

También se han realizado vacunaciones en estadios de fútbol, en parques de atracciones y museos al aire libre, así como en un pub de la ciudad de Karlsruhe, en fiestas del vino y mercados de diferentes ciudades, e incluso en el zoológico de Heidelberg. En Bruchsal, también en el sudoeste alemán, las vacunas se colocaron en una noria. Recompensa: una vuelta gratis.

En los Alpes bávaros tuvo lugar una iniciativa en una estación de montaña a 1.800 metros de altitud. Sin embargo, debido a la espesa niebla y la lluvia, solo unos pocos excursionistas acudieron a la cita.

Tailandia, por su parte, no deja piedra por mover para motivar a la población a que se vacune. En el distrito rural de Mae Chaem, con muchos habitantes reacios al pinchazo, se sortea cada semana una vaca entre los que acuden a vacunarse. Según los medios de comunicación locales, la campaña continuará hasta que se haya vacunado al 70 por ciento de la población de la región.

El éxito del enfoque no es de extrañar: en el reino, una vaca vale 10.000 baht, el equivalente a aproximadamente 300 dólares, lo que es mucho dinero en un país golpeado por el coronavirus y la ausencia del turismo.

En el distrito nororiental de Khon Kaen, por otra parte, las autoridades han anunciado que sortearán tres cadenas de oro entre los 2.000 primeros ciudadanos que se vacunen. Cada pieza tiene un valor equivalente a aproximadamente 200 dólares.

Francia quiere que la población joven se vacune. Las autoridades de la ciudad de Nîmes, en el sur de Francia, organizaron una tómbola virtual y sortearon entre los jóvenes de 18 a 25 años que han recibido al menos una dosis de vacuna entradas para conciertos, billetes de autobús gratuitos o entradas para la piscina. En Argenteuil, cerca de París, hubo una campaña similar.

En el «país del amor» también se intenta incentivar a la población con recompensas románticas y no materiales: una campaña publicitaria muestra a una pareja besándose apasionadamente en el asiento trasero de un coche, acompañada del eslogan: «Sí, la vacunación puede tener efectos secundarios deseables».

Los Países Bajos también apuestan por el humor. El Departamento de Salud de la ciudad de Haarlem, cerca de Ámsterdam, atrajo la atención de los solteros con una cita a ciegas a la que podían apuntarse todos aquellos interesados en vacunarse. El personal del departamento le asignaba a cada vacunado una pareja con la que se compartía el tiempo de espera de quince minutos después de la inyección: por supuesto, a una distancia segura de 1,5 metros. La campaña también pretendía ayudar a combatir la soledad que sienten muchos solteros durante la pandemia.

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En Finlandia, la ciudad lapona de Rovaniemi recurrió a dos de sus personalidades más conocidas: a Papá Noel, que según la creencia finlandesa vive en la región, y al vocalista de la banda de rock pesado Lordi, que ganó el Festival de Eurovisión en 2006.

Lordi se hizo vacunar llevando su característico atuendo de monstruo, mientras que Papá Noel también estuvo presente en el acto de vacunación, a pesar de que, debido a su avanzada edad, ya había recibido sus dosis de vacuna mucho antes.

Mientras tanto, en Estados Unidos, los estados, los municipios y las empresas llevan meses ofreciendo incentivos materiales para que la población se vacune: vuelos gratuitos, cruceros de lujo, becas universitarias, viajes gratis en taxi, vales de compra, entradas gratuitas a grandes eventos deportivos, bebidas gratis, incluso premios millonarios… la lista de señuelos es larga.

En la famosa cadena de dónuts Krispy Kreme, por ejemplo, cada persona vacunada recibe una rosquilla gratis con solo presentar su tarjeta de vacunación: en caso de duda, todos los días. Gran revuelo causó un grupo de activistas a favor de la legalización de la marihuana, que repartió porros entre los vacunados en las ciudades de Nueva York y Washington.

En algunos centros de vacunación de México, en los últimos meses no solo se ha ofrecido la vacuna, sino también un programa de entretenimiento con baile, canto, yoga y actuaciones de lucha libre. El objetivo era endulzar la espera y distraer a los ancianos mexicanos, que en la campaña de vacunación del país norteamericano fueron los primeros en recibir el pinchazo.

En el Reino Unido, el objetivo actual es convencer a los más jóvenes para que se vacunen. Para ello, el Gobierno recurre a la cooperación con varios proveedores de servicios para crear incentivos. El servicio de transporte Uber, por ejemplo, ofrece descuentos y comidas. El competidor Bolt promete viajes gratuitos a los centros de vacunación, Deliveroo distribuye vales gratuitos y la cadena Pizza Pilgrims quiere convertir dos sucursales en centros de vacunación y distribuir allí porciones de pizza gratis.

Por otra parte, la gama de regalos de vacunación en India es tan diversa como el propio país. Según han informado los medios de comunicación locales en los últimos meses, estos abarcan desde gasolina gratis hasta triciclos, pasando por semillas y alimentos básicos como tomates o arroz.

En una región del estado de Uttar Pradesh se ha ordenado a los comercios que solo vendan alcohol a las personas vacunadas. Y en un distrito del estado de Madhya Pradesh, los policías realizaron controles de quién estaba vacunado y quién no, según dio a conocer el periódico indio The Indian Express. A los vacunados se les entregaba una insignia que decía: «Soy un verdadero patriota porque he sido vacunado». Los no vacunados recibían una hoja con una calavera.

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